jueves, 30 de junio de 2011

Corpus Christi en Venecia









 

Esplendor de la liturgia en Venecia en la Solemnidad del Corpus Christi. El Patriarca de Venecia, Su Eminencia Angelo Schola, Arzobispo electo de Milán, usó espléndidos ornamentos tradicionales, así como la tunicela pontifical.

Corpus Christi en Ciudad Real












 

Procesión del Corpus Christi por las calles de Ciudad Real, a ella asisten un nutrido grupo de Caballeros de las Órdenes Militares, este año encabezados por el Infante D.Carlos de Borbón-Dos Sicilias, Duque de Calabria, y su hijo el Duque de Noto.

Destacamos el uso de capa pluvial de corte tradicional, y del humeral.

Card. Cañizares: “Mi deseo personal desde hace muchísimo tiempo es que volvamos al jueves de Corpus”



El Cardenal Prefecto del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, Su Eminencia Antonio Cañizares, ha declarado en una entrevista reciente las siguientes palabras, sobre su deseo de restaurar la Solemnidad del Corpus Christi en su día, el Jueves. Contrasta con la carta enviada a la Diócesis de Ciudad Real, por el Sr. Obispo-Prior prohibiendo la celebración del Corpus en jueves, si bien entendemos la carta de nuestro Pastor, para que esta fiesta no esté supeditada a que las autoridades declaren fiesta este día.
 
Cardenal Cañizares: Que el Corpus pueda volver a celebrarse en jueves “Supondría decir a todas las gentes que Cristo es el centro de todo”.

CIUDAD DEL VATICANO, martes 28 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Volver a celebrar la fiesta del Corpus Christi en jueves mostraría que Cristo ocupa el lugar central y ayudaría a relacionarla con el Jueves Santo.

Lo afirmó el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal Antonio Cañizares, ante los micrófonos de Radio Vaticano, con motivo de la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, celebrada en muchos lugares el domingo pasado.

“Creo que exaltar la fiesta de Corpus por sí misma separada del domingo sería una realidad muy gozosa y muy esperanzadora porque supondría en medio de la semana decir a todas las gentes que verdaderamente Cristo es el centro de todo”, declaró.

Para conseguirlo, el purpurado propuso “vivir cada vez más intensamente la fiesta de Corpus en el día que está actualmente, el domingo”.

Según el cardenal Cañizares, si se vive intensamente esta fiesta, aunque sea en domingo, no tardará en llegar el día en que “se pueda volver a celebrar de nuevo, como históricamente ha sido, la fiesta de Corpus en jueves, que evoca, de alguna manera, el Jueves Santo”.

El cardenal se refirió también a un refrán que recoge la tradición popular española de celebrar la fiesta de la Eucaristía en jueves: “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Corpus Christi, Jueves Santo, Día de la Ascensión”.

Actualmente, en la mayoría de ciudades españolas, la fiesta del Corpus Christi se celebra en domingo, y en la mayoría de Comunidades Autónomas, el jueves anterior está marcado como día laborable.

Sin embargo, algunas Iglesias celebraron la fiesta el jueves, como Toledo, que acogió una misa en rito hispano-mozárabe, Sevilla y Granada, con sus tradicionales procesiones con el Santísimo por las calles.

“Mi deseo personal desde hace muchísimo tiempo es que volvamos al jueves de Corpus”, confió el que fuera arzobispo de Toledo y primado de España.

Para él, esta fiesta significa “reconocer que Dios está aquí” y salir en procesión con el Santísimo por las calles es una invitación a adorar al Señor, una confesión pública de la fe en el Él y reconocer que ir “junto al Señor es lo que verdaderamente importa para la renovación y la transformación de la sociedad”.

“Es un día de alegría muy grande sobre todo en España –añadió- y por eso la fiesta de Corpus debería tener el realce cada día mayor en todas las comunidades y en todos los cristianos para proclamar el hecho real de que Cristo está presente en la Eucaristía, de que Cristo está con nosotros”.

martes, 28 de junio de 2011

Esplendor de la Liturgia en Córdoba

 


El Sr. Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández, presidió el pasado sábado 25 de junio, la Santa Misa Novus Ordo,con motivo de la Solemnidad de San Pelagio mártir en la Capilla del Seminario Mayor. Destacamos la belleza de los ornamentos tradicionales usados para tal ocasión, así como la cruz central y siete candelabros, al tratarse pontifical, a ejemplo del Santo Padre.

Ordenaciones en Burdeos

 
Su Eminencia el Cardenal don Darío Castrillón Hoyos, Presidente Emérito de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, confirió las órdenes sagradas del  presbiterado y diaconado, con la Forma Extraordinaria del Rito Romano, el pasado 25 de junio en la Parroquia de San Eloy, en Burdeos, Francia, para el Instituto del Buen Pastor. 

El patriarca de Lisboa: «No hay razones teológicas para excluir a las mujeres del sacerdocio»


Mientras unos promueven la Fe Católica y Apostólica, otros campan a sus anchas destrozándola, nada nuevo bajo el sol...

Según  ha declarado en una entrevista el Cardenal José da Cruz Policarpo, el problema consiste sobre todo en una «fuerte tradición que viene desde Jesús»

ANDREA TORNIELLI
ROMA

Habrá mujeres sacerdote «cuando Dios quiera», por el momento es mejor «no causar polémica». Pero no «hay ningún obstáculo fundamental» desde el punto de vista teológico para que las mujeres suban al altar a decir misa. Se trata, en cambio de «una tradición» que data de los tempo de Jesús. Lo dijo el cardenal José da Cruz Policarpo, patriarca de Lisboa de setenta y cinco años, y apenas confirmado por otros tres años en la dirección de la diócesis de la capital portuguesa.

Policarpo respondió a una larga entrevista que le hizo la revista “OA”, que publica la orden de los abogados de Portugal. Explicó que, con respecto al sacerdocio femenino, «la posición de la Iglesia católica se basa mucho en el Evangelio, no tiene la autonomía de un partido o de un gobierno. Se basa en la fidelidad hacia el Evangelio, hacia la persona de Jesús y hacia una tradición muy fuerte que proviene de los apóstoles».

«Juan Pablo II – continuó Policarpo – en cierto momento pareció dirimir la cuestión». La referencia a la carta apostólica “Ordinatio sacerdotalis” (1994), uno de los documentos más breves de Juan Pablo II, con el que el Papa, tras la decisión de la comunión anglicana de permitir el sacerdocio a las mujeres, sostenía que la Iglesia católica no lo habría hecho nunca.

«Pienso – dijo el cardinal Policarpo – que la cuestión no se puede resolver así. Teológicamente no hay ningún obstáculo fundamental; existe esta tradición, digamos: no se ha hecho nunca en otro modo».

A las preguntas de la entrevistadora, llevada por la afirmación del purpurado sobre el hecho de que no existen razones teológicas contra las mujeres sacerdote, Policarpo respondió: «Pienso que no hay ningún obstáculo fundamental. Es una igualdad fundamental de todos los miembros de la Iglesia. El problema consiste en una fuerte tradición, que viene desde Jesús y desde la facilidad con la que las Iglesias reformadas han concedido el sacerdocio a las mujeres».

Las afirmaciones del purpurado portugués tienen como objetivo abrir la discusión. Un año después de esa carta de Juan Pablo II se planteó una duda (dubium) ante la Congregación para la doctrina de la fe, entonces dirigida por el cardenal Joseph Ratzinger y Tarcisio Bertone. Se preguntaba si «la doctrina, según la que la Iglesia no tiene la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, propuesta en la Carta apostólica “Ordinatio sacerdotalis”, debía considerarse de manera definitiva, y perteneciente al depósito de la fe». La respuesta, aprobada por Papa Wojtyla, fue afirmativa.

La Congregación explicó que «esta doctrina exige un asenso definitivo ya que, como se funda en la Palabra de Dios escrita y conservada en la Tradición de la Iglesia desde el inicio, fue propuesta infaliblemente por el magisterio ordinario y universal», por lo que «hay que considerarla siempre, donde sea y por quien sea, puesto que pertenece al depósito de la fe»


El Cardenal Ranjith y la Sagrada Comunión

 
Se ha celebrado en Roma la conferencia Adoratio 2011. En ella Su Eminencia el Cardenal Malcolm Ranjith, Arzobispo de Colombo, en Sri Lanka, ha denunciado la falta de fe en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía instalada en el interior de la Iglesia.

Partiendo de la cita de San Agustín: “Que nadie coma esta Carne sin antes adorarla”, el Arzobispo de Colombo, lamenta que la distribución de la Eucaristía se desarrolle en muchas iglesias de una forma ruidosa y frenética, que no invita a la devoción y a la adoración. Para el Cardenal, la distribución de la Sagrada Comunión en las manos de los fieles es una innovación nunca promovida por el Concilio Vaticano II y que no es respetuosa con el misterio impresionante de la Santa Eucaristía (en este momento de su intervención fue interrumpido por un fuerte aplauso de la asamblea).

Explicó los cambios realizados en su diócesis de Colombo, partiendo de la idea de que la participación activa de los fieles en la liturgia no significa actividad exterior, sino espiritual, es decir la adoración interior. Cada iglesia de esta diócesis de Sri Lanka vuelve a tener comulgatorios, donde la Sagrada Comunión se recibe en la boca y de rodillas, recuperándose la norma universal de la Iglesia. También está ahora muy cuidada la vestidura de los sacerdotes, y ha sido prohibida la importación de otros estilos de adoración procedentes de otras religiones. 

martes, 21 de junio de 2011

San Luis Gonzaga


El Patrón de la Juventud Católica, San Luís Gonzaga, nació el 9 de marzo de 1568 en Lombardía. Su entrega a Dios en su infancia fue completa y absoluta y ya en su adolescencia, a sus diecisiete años renunciaba a sus derechos de príncipe de Mantua a favor de su hermano y decidió ingresar a la Compañía de Jesús, pese a la rotunda negativa de su padre, un alto dignatario de la corte de Felipe II de España, que soñaba para él una exitosa carrera militar.

Siendo aún adolescente, se juzgaba a sí mismo más apto para mandar que para obedecer: la cólera, la impaciencia y el descontento afloraron por mucho tiempo a su conciencia, y se humillaba por ello ante Dios.

Ante el altar de Nuestra Señora del Buen Consejo, en Madrid, se siente llamado a entrar en la Compañía de Jesús, el día de la Asunción del año 1583. No le importa fatigarse para mantener una constante unión con Dios pues "no pensar en Dios en todo momento me causaría más fatiga".

Cinco años de luchas contra su propia voluntad, de dependencia de la autoridad de los superiores tanto en el noviciado como durante sus estudios y, sobre todo, el acto heroico de caridad de tomar a un apestado sobre sus hombros para llevarlo al hospital, fueron suficientes para colmar la misión del joven religioso en la Iglesia.

Muchos santos se sometieron a actos de penitencia tan intensos que parecen casi masoquistas. San Luís Gonzaga fue uno de tales penitentes rigurosos. Ayunaba tres días a la semana con pan y agua se flagelaba, rehusaba ninguna calefacción en sus aposentos y se privaba del sueño.

Como Aloisio tuvo que aprender, sin embargo, que la penitencia autoimpuesta a menudo no es tan difícil como la obediencia. Tras ingresar en la Orden de los Jesuitas, Luís tuvo que comer más, pasar tiempo relajándose con los demás estudiantes, y limitar las horas que dedicaba a la oración. Aunque fue obediente, no debió resultarle fácil. La obediencia nunca lo es.

Estando en Milán y por revelación divina, San Luís comprendió que no le quedaba mucho tiempo de vida. Aquel anuncio le llenó de júbilo y apartó aún más su corazón de las cosas de este mundo. Por consideración a su precaria salud, fue trasladado de Milán a Roma para completar sus estudios teológicos, siendo los atributos de Dios los sus temas de meditación favoritos.

En 1591 atacó con violencia a Roma una epidemia de fiebre; los jesuitas abrieron un hospital y el santo desplegó una actividad extraordinaria; instruía, consolaba y exhortaba a los enfermos, y trabajaba con entusiasmo y empeño en las tareas más repugnantes del hospital.

San Luís falleció en la octava del corpus Christi, entre el 20 y 21 de junio de 1591, a los 23 años de edad. Fue canonizado en 1726.

viernes, 17 de junio de 2011

Vísperas Solemnes y Bendición en Oxford









El 15 de junio de 2011, seis meses después del establecimiento del Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham en Inglaterra y Gales, se celebró en la iglesia de los dominicos del priorato del Espíritu Santo (Blackfriars) en Oxford, la primera celebración litúrgica del Ordinariato. El celebrante y predicador fue Mons. Andrew Burnham, asistido por el diácono James Bradley y David Elliott.

Destacamos el esplendor de las celebraciones de los otrora anglicanos, revestidas de belleza litúrgica y noble sencillez, según las directrices del Santo Padre.

!Basta de guitarras¡!Volvamos al Gregoriano¡


El diario La Repubblica publicó recientemente una interesante sección dedicada a “la música de Dios”. En ese contexto presenta una entrevista con el español Mons. Pablo Colino, director del coro de la Orquesta Filarmonica de Roma,Ex Mestro de la Capilla Julia, y Canónigo de la Basílica de San Pedro, la cual traducimos seguidamente.


Maestro Colino, ¿por qué la música sacra y la litúrgica están en crisis?


Todo se ha precipitado después del Concilio Vaticano II, con esa superficial oleada de pseudorenovación que ha hecho tanto daño en casi todas nuestras iglesias. Basta asistir a cualquier celebración liturgica, para sentir guitarras horribles, pianolas ensordecedoras y coros superficiales. Todos dirigidos de maestros pocos preparados. Aunque hay excepciones alentadoras que, se cree, podrían bien esperarse en el futuro.

¿Podría dar un ejemplo?

Recientemente, en Terni se desarrolló un interesante congreso sobre la música sacra. y, para esa ocasión, se han presdentado muchas corales juveniles y muchos grupos de artistas especializados en música litúrgica. Ha sido bello e interesante escucharlos. Y también alentador.

¿Pero hay una “receta” para revivir la música sacra?

Tenemos que volver a un estudio serio, riguroso y apasionado en las scholae cantorum, en los conservatorios y, quizás, en las escuelas. La música sacra es patrimonio universal, una forma de arte entre las más altas y inmortales. E Italia está llena de ellos, habiéndo dado a luz a los más grandes autores de la música litúrgica.

¿Y cuales deberían ser los programas en estas escuelas?

Es de fundamental importancia volver a difundir el conocimiento directo del canto gregoriano y, paralelamente, mejorar la preparación de los músicos, directores de orquesta y corales. No se va a ninguna parte sin rigor didáctico y sin el conocimiento del gregoriano, la madre de la música sacra, pero me atrevo a decir que de toda la música, incluso la contemporánea.

Instrucción Universae Ecclesiae: un texto con respuestas


Traemos un artículo de Paix Liturgique, sobre la instrucción Universae Ecclesiae.

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El viernes 13 de mayo de 2011, aniversario de la aparición de Nuestra Señora en Fátima, el Santo Padre publicó la tan esperada instrucción sobre la aplicación del motu proprio Summorum Pontificum. Intitulada “Universae Ecclesiae”, el texto data del 30 de abril, día de la fiesta de San Pío V en el nuevo calendario litúrgico. A esta feliz doble protección se agrega el hecho de que el texto se hizo público en el momento preciso en que comenzaba en Roma el tercer coloquio sobre el motu proprio, del que se puede afirmar, claramente, que constituye el coloquio oficial de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei. Si Roma eligió con tanto cuidado la fecha de publicación de esta instrucción, es simplemente para darle la mayor repercusión posible, como lo confirma el espacio que le consagró el Osservatore Romano.

Ya nadie puede fingir ignorarlo: la liturgia tradicional de la Iglesia es “un tesoro que debe ser conservado preciosamente” (art. 8), ofrecido “a todos los fieles” y no sólo a quienes se encuentran vinculados al usus antiquior.

Esta semana os proponemos un comentario de dicho texto desde el punto de vista de los grupos de fieles que solicitan la forma extraordinaria.

1) Los poderes de la comisión Ecclesia Dei

El 10 de marzo de 2011, por medio de una súplica dirigida al Cardenal Bertone, Secretario de Estado de la Santa Sede, Paix Liturgique llamaba la atención sobre la insuficiencia del poder de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei para hacer aplicar el motu proprio Summorum Pontificum (ver nuestro Correo 14). No resulta exagerado decir que el punto fuerte de la instrucción Universae Ecclesiae es precisamente responder, en su segunda parte (Tareas de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei), a este pedido.

En efecto, a la comisión Ecclesia Dei se le confiere poder vicario (art. 9) –como representante del Papa– “para supervisar la observancia y aplicación de las disposiciones del motu proprio”. Este poder de intimar a los “ordinarios” (obispos o superiores de comunidades religiosas) la aplicación de las disposiciones generosas del motu proprio se expresará mediante “decretos” (art. 10.2), los cuales, como se precisa en el mismo documento, “podrán ser impugnados ad normam iuris ante el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica” que dirige el Cardenal Burke. Más allá del lenguaje canónico, lo que cabe destacar es que, de ahora en más, se define claramente un cuadro jurídico para los fieles o los sacerdotes víctimas de una negativa episcopal.

Era una de las cosas que esperaban los grupos de solicitantes frente a los bloqueos eclesiásticos, y es excelente que hoy se vea satisfecha.

2) Une ley universal para la Iglesia, para el bien de los fieles

En el artículo 2, la instrucción recuerda que el motu proprio Summorum Pontificum es “una ley universal para la Iglesia” promulgada por el Santo Padre. Esta expresión, retomada en una nota de la comisión Ecclesia Dei publicada por el Osservatore Romano, confirma “desde la cúpula” lo que las encuestas científicas regularmente encargadas por Paix Liturgique demuestran “desde la base”: el hecho de que la “misa en latín” no es un privilegio concedido a algunos nostálgicos. Se trata, además, de una “ley especial” fundada en el estado de la liturgia romana anterior a las reformas conciliares, que deroga, en consecuencia, todas las disposiciones litúrgicas (pero no las disposiciones puramente canónicas, tales como la regla de incardinación de los clérigos) posteriores a dicha situación litúrgica (art. 28).

No resulta sorprendente, entonces, que la comisión Ecclesia Dei concluya su comentario sobre la Instrucción con una “esperanza”: la de que la “observancia de las normas y disposiciones de la Instrucción” contribuya a la reconciliación y a la unidad deseadas por el Santo Padre en su carta a los obispos del 7 de julio de 2007. Para ello, la comisión cuenta con “la caridad pastoral y la prudente vigilancia” de los pastores de la Iglesia.

Los grupos de solicitantes esperan, también, que sus pastores –y en particular, aquéllos que, hasta ahora, se han negado a brindar un espacio a la forma extraordinaria en su diócesis o su parroquia– hagan prueba de “caridad pastoral” y de “prudente vigilancia”. Esperanza tanto más legítima cuanto que el artículo 8 (inciso b) de la Instrucción precisa que “el uso de la Liturgia romana que entró en vigor en 1962 es una facultad concedida para el bien de los fieles y, por lo tanto, debe interpretarse en sentido favorable a los fieles, que son sus principales destinatarios”.

3) No a las mezcolanzas en la forma extraordinaria

En el artículo 6, la Instrucción estipula que “por su uso venerable y antiguo, la forma extraordinaria debe conservarse con el honor debido”. En el artículo 14, indica que “Es tarea del obispo diocesano adoptar las medidas necesarias para garantizar el respeto de la forma extraordinaria del Rito Romano, a tenor del motu proprio Summorum Pontificum”.

En la parte consagrada a “La disciplina litúrgica y eclesiástica” (artículos 24 a 28), se recuerda que los “libros litúrgicos de la forma extraordinaria han de usarse tal como son” y que “en virtud de su carácter de ley especial, dentro de su ámbito propio, el motu proprio Summorum Pontificum deroga aquellas medidas legislativas inherentes a los ritos sagrados, promulgadas a partir de 1962, que sean incompatibles con las rúbricas de los libros litúrgicos vigentes en 1962”. Esto significa, simplemente, que nadie puede prevalerse de una innovación posterior a 1962 para modificar las rúbricas y la estructura del Misal de 1962.

Los grupos de files que han debido soportar celebraciones donde se mezclan la liturgia tradicional y la liturgia moderna (por ejemplo, la utilización del leccionario de Pablo VI) pueden pedir legítimamente al obispo que intervenga para lograr el respeto del misal de Juan XXIII.

4) ¡La apertura a la forma extraordinaria de las puertas de los santuarios...

En nuestra carta en francés Nº 263, denunciamos la negativa arbitraria de un sacerdote a una comunidad Ecclesia Dei de celebrar la forma extraordinaria en la basílica del Sagrado Corazón de Montmartre. Los artículos 16 y 18 de la Instrucción dirimen de forma definitiva estos casos.

El artículo 16 indica que en el caso de que “un sacerdote se presente ocasionalmente con algunas personas en una iglesia parroquial o en un oratorio, con la intención de celebrar según la forma extraordinaria”, “el párroco o el rector de una iglesia o el sacerdote responsable admitan tal celebración, respetando las exigencias de horarios de las celebraciones litúrgicas de la misma iglesia”. “En los santuarios y lugares de peregrinación, completa el artículo 18, ofrézcase la posibilidad de celebrar en la forma extraordinaria a los grupos de peregrinos que lo requieran, si hay un sacerdote idóneo”.

5) y de los seminarios!

En los artículos 20 a 23, la Instrucción define, justamente, qué es un sacerdote “idóneo” y da dos criterios: que no esté impedido a tenor del derecho canónico y que tenga “un conocimiento suficiente” del latín, al mismo tiempo que se precisa que “en lo que respecta al conocimiento del desarrollo del rito, se presumen idóneos los sacerdotes que se presenten espontáneamente para celebrar en la forma extraordinaria y la hayan usado anteriormente”.

Todo esto pone límites a la inventiva represiva de los obispos que, a semejanza del Cardenal Rosales de Manila o de la conferencia episcopal alemana, habían requerido de modo abusivo pruebas de latinismos o de liturgicismo de los sacerdotes deseosos de celebrar la forma extraordinaria.

Como Paix Liturgique tuvo oportunidad de ilustrarlo en muchas ocasiones, una cantidad significativa de seminaristas diocesanos, incluso en Portugal, desea poder vivir su sacerdocio al ritmo de la forma extraordinaria del Rito Romano, y un número aún mayor desea, sencillamente, conocer esta liturgia para enriquecer su práctica de la forma ordinaria, de conformidad con la invitación del Sumo Pontífice. En adelante, estos seminaristas podrán apoyarse sobre la instrucción Universae Ecclesiae para pedir el retorno del latín al programa de sus estudios y, como mínimo, una introducción para descubrir la forma extraordinaria.

Esta disposición de la Instrucción, asociada al artículo 22 –que prevé que “en las diócesis donde no haya sacerdotes idóneos, los obispos diocesanos pueden solicitar la colaboración de los sacerdotes de los institutos erigidos por la Pontificia Comisión Ecclesia Dei o de quienes conozcan la forma extraordinaria del rito, tanto para su celebración como para su eventual aprendizaje” –, es una garantía de que los grupos de fieles solicitantes podrán contar, es cierto que a mediano plazo, con sacerdotes debidamente preparados para la celebración de la forma extraordinaria. El movimiento de reconciliación iniciado por Benedicto XVI el 7 de julio de 2007 ya no se detendrá.

Normalización de la Forma Extraordinaria

 
Traemos este interesantísimo artículo de Una Voce Málaga, sobre la aplicación del Motu Proprio, y la aceptación por parte de los Obispos.
 
Quizás algunos hubieran deseado que el motu proprio “Summorum Pontificum” fracasara, pero lo cierto es que, más de tres años después de su promulgación, nada hay de eso.
Contados han sido los obispos que se opusieron al motu proprio y, en la mayor parte de los casos, esta oposición cesó tras una discreta gestión de la Santa Sede.
Algunos agoreros auguraban una división en la Iglesia, o al menos una aplicación problemática. Ha sido al contrario. No ha habido conflictos entre los fieles en las parroquias u oratorios en los que se ha introducido la Forma Extraordinaria. Muy al contrario, con frecuencia numerosos feligreses han querido conocer esta forma litúrgica, o reencontrarse con la Misa que ya conocieron en su juventud.
La obsesión numérica también ha sido una constante entre los escasos detractores del motu proprio. Los que en otro tiempo jaleaban las pequeñas comunidades de base, las misas celebradas por media docena de personas en mitad del campo o en cualquier mesa de comedor, adquirieron interés por contar los asistentes a la Misa tradicional. Sin embargo, ha quedado claro que para la Santa Sede, los pequeños grupos que solicitan celebraciones con el misal del Beato Juan XXIII son igual de valiosos.
Otro argumento peregrino es afirmar que muchos asisten a estas Misas por curiosidad, pero que luego no vuelven. Y es cierto que para algunos esta celebración litúrgica es algo ocasional o limitada a determinadas solemnidades. Pero esto no es malo en sí, ni puede ser un argumento crítico. De la misma manera habrá personas que alguna vez al año acudan a una adoración eucarística, a una peregrinación o a unas vísperas solemnes, y esto no convierte estas piadosas prácticas en algo prescindible ni inconveniente.
La normalización de la Forma Extraordinaria en la vida de la Iglesia es algo muy palpable. En los días anteriores dábamos ejemplos cercanos: marinos franceses que asistían a la misma en una parroquia de Málaga; confirmaciones en Madrid con los libros litúrgicos tradicionales.
En los últimos días, también, hemos visto como tres obispos franceses participaban, de una forma u otra, en la Peregrinación tradicional Paris-Chartres, en concreto Monseñores Pansard (Obispo de Chartres), De Dinechin (Obispo Auxiliar de París) y Brouwet (Obispo Auxiliar de Nanterre).
En España, Monseñor Ureña Pastor, Arzobispo de Zaragoza, se convirtió en el primer obispo que oficiaba la Liturgia antigua en España tras el motu proprio. Y es posible y deseable que otros obispos españoles le sigan en breve.
Recientemente, Monseñor N´Koue, Obispo de Natitingou, en Benin, ha sido promovido por el Santo Padre a Arzobispo de Parakou, en el mismo país africano. Es un nombramiento del que nos alegramos mucho, por ser un prelado muy fiel al Papa y muy amigo de la Liturgia tradicional, que él mismo ha oficiado en diversas ocasiones. Su informe a la Comisión Ecclesia Dei sobre la aplicación del motu proprio “Summorum Pontificum” fue quizás el más bello de los que se recibieron allí. Monseñor N´Koue reconoce que la Liturgia tradicional ha enriquecido la vida de su diócesis, y además recalca que su belleza y sentido del misterio se adapta mejor a la espiritualidad africana.
Sin embargo, no todas las declaraciones eclesiales son siempre tan inspiradas. Hoy hemos leído una entrevista a Monseñor don Carlos Manuel de Céspedes, Vicario General de La Habana, no exenta de interés pero con una estéril minimización del motu proprio: “No voy a hacer una Misa en griego o en latín para que no la entienda ninguna de mis viejitas buenas de San Agustín”.
Monseñor: o no serán tan viejitas, o no serán tan buenas. Porque cualquier feligrés piadoso de cierta edad recuerda la Misa en latín, y si la ha olvidado la refresca en un par de celebraciones…

jueves, 16 de junio de 2011

Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote


LETANÍAS A CRISTO SACERDOTE
(Latín y Castellano)

Kyrie, eleison Kyrie, eleison
Christe, eleison Christe, eleison
Kyrie, eleison Kyrie, eleison
Christe, audi nos Christe, audi nos
Christe, exaudi nos Christe, exaudi nos
Pater de caelis, Deus, miserere nobis
Fili, Redemptor mundi, Deus, miserere nobis
Spiritus Sancte, Deus, miserere nobis
Sancta Trinitas, unus Deus, miserere nobis
Iesu, Sacerdos et Victima, miserere nobis
Iesu, Sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech, miserere nobis
Iesu, Sacerdos quem misit Deus evangelizare pauperibus, miserere nobis
Iesu, Sacerdos qui in novissima cena formam sacrificii perennis instituisti, miserere nobis
Iesu, Sacerdos semper vivens ad interpellandum pro nobis, miserere nobis
Iesu, Pontifex quem Pater unxit Spiritu Sancto et virtute, miserere nobis
Iesu, Pontifex ex hominibus assumpte, miserere nobis
Iesu, Pontifex pro hominibus constitute, miserere nobis
Iesu, Pontifex confessionis nostrae, miserere nobis
Iesu, Pontifex amplioris prae Moysi gloriae, miserere nobis
Iesu, Pontifex tabernaculi veri, miserere nobis
Iesu, Pontifex futurorum bonorum, miserere nobis
Iesu, Pontifex sancte, innocens et impollute, miserere nobis
Iesu, Pontifex fidelis et misericors, miserere nobis
Iesu, Pontifex Dei et animarum zelo succense, miserere nobis
Iesu, Pontifex in aeternum perfecte, miserere nobis
Iesu, Pontifex qui per proprium sanguinem caelos penetrasti, miserere nobis
Iesu, Pontifex qui nobis viam novam initiasti, miserere nobis
Iesu, Pontifex qui dilexisti nos et lavisti nos a peccatis in sanguine tuo, miserere nobis
Iesu, Pontifex qui tradidisti temetipsum Deo oblationem et hostiam, miserere nobis
Iesu, Hostia Dei et hominum, miserere nobis
Iesu, Hostia sancta et immaculata, miserere nobis
Iesu, Hostia placabilis, miserere nobis
Iesu, Hostia pacifica, miserere nobis
Iesu, Hostia propitiationis et laudis, miserere nobis
Iesu, Hostia reconciliationis et pacis, miserere nobis
Iesu, Hostia in qua habemus fiduciam et accessum ad Deum, miserere nobis
Iesu, Hostia vivens in saecula saeculorum, miserere nobis
Propitius esto! parce nobis, Iesu
Propitius esto! exaudi nos, Iesu
A temerario in clerum ingressu, libera nos, Iesu
A peccato sacrilegii, libera nos, Iesu
A spiritu incontinentiae, libera nos, Iesu
A turpi quaestu, libera nos, Iesu
Ab omni simoniae labe, libera nos, Iesu
Ab indigna opum ecclesiasticarum dispensatione, libera nos, Iesu
Ab amore mundi eiusque vanitatum, libera nos, Iesu
Ab indigna Mysteriorum tuorum celebratione, libera nos, Iesu
Per aeternum sacerdotium tuum, libera nos, Iesu
Per sanctam unctionem, qua a Deo Patre in sacerdotem constitutus es, libera nos, Iesu
Per sacerdotalem spintum tuum, libera nos, Iesu
Per ministerium illud, quo Patrem tuum super terram clarificasti, libera nos, Iesu
Per cruentam tui ipsius immolationem semel in cruce factam, libera nos, Iesu
Per illud idem sacrificium in altari quotidie renovatum, libera nos, Iesu
Per divinam illam potestatem, quam in sacerdotibus tuis invisibiliter exerces, libera nos, Iesu
Ut universum ordinem sacerdotalem in sancta religione conservare digneris, Te rogamus, audi nos
Ut pastores secundum cor tuum populo tuo providere digneris, Te rogamus, audi nos
Ut illos spiritus sacerdotii tui implere digneris, Te rogamus, audi nos
Ut labia sacerdotum scientiam custodiant, Te rogamus, audi nos
Ut in messem tuam operarios fideles mittere digneris, Te rogamus, audi nos
Ut fideles mysteriorum tuorum dispensatores multiplicare digneris, Te rogamus, audi nos
Ut eis perseverantem in tua voluntate famulatum tribuere digneris, Te rogamus, audi nos
Ut eis in ministerio mansuetudinem, in actione sollertiam et in orationem constantia concedere digneris, Te rogamus, audi nos
Ut per eos sanctissimi Sacramenti cultum ubique promovere digneris, Te rogamus, audi nos
Ut qui tibi bene ministraverunt, in gaudium tuum suscipere digneris, Te rogamus, audi nos
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, parce nobis, Domine
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, exaudi nos, Domine
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis, Domine
Iesu, Sacerdos, audi nos
Iesu, Sacerdos, exaudi nos.

Oremus
Ecclesiae tuae, Deus, sanctificator et custos, suscita in ea per Spiritum tuum idoneos et fideles sanctorum mysteriorum dispensatores, ut eorum ministerio el exemplo christiana plebs in viam salutis te protegente dirigatur. Per Christum Dominum nostrum. Amen.



EN CASTELLANO

Señor ten piedad, Señor ten piedad
Cristo ten piedad, Cristo ten piedad
Señor ten piedad, Señor ten piedad
Cristo óyenos, Cristo óyenos
Cristo escúchanos, Cristo escúchanos
Dios, Padre celestial,Ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo, Ten piedad de nosotros
Dios, Espíritu Santo, Ten piedad de nosotros
Trinidad Santa, un solo Dios, Ten piedad de nosotros
Jesús, Sacerdote y Víctima, Ten piedad de nosotros
Jesús, Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec,Ten piedad de nosotros
Jesús, Sacerdote que Dios envió a evangelizar a los pobres,Ten piedad de nosotros
Jesús, Sacerdote que en la última cena instituiste el sacrificio perenne,Ten piedad de nosotros
Jesús, Sacerdote siempre vivo para interceder por nosotros, Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontifice a quien el Padre ungió con el Espíritu Santo y la virtud,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice entresacado de los hombres,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice constituido a favor de los hombres,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice de nuestra confesión,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice más alto que la gloria de Moisés,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice del verdadero tabernáculo,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice de los bienes futuros,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice santo, inocente y sin pecado,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice fiel y misericordioso,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice divino y lleno de celo por las almas,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice de eterna perfección,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice que por tu sangre llegaste a los cielos,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice que nos enseñaste un camino nuevo,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice que nos amaste y que lavaste nuestros pecados con tu sangre,Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice que te entregaste a Dios como hostia de oblación,Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia de Dios y de los hombres,Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia santa e inmaculada,Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia mansueta,Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia pacífica,Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia de propiciación y de alabanza,Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia de reconciliación y de paz,Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia para llegar a Dios con toda confianza,Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia viviente para siempre,Ten piedad de nosotros
Sé propicio, ten compasión de nosotros, Jesús
Sé propicio, escúchanos, Jesús
Del temor a la vocación sacerdotal, líbranos, Jesús
Del pecado de sacrilegio, líbranos, Jesús
Del espíritu de lascivia, líbranos, Jesús
De los pensamientos impuros, líbranos, Jesús
Del pecado simoníaco, líbranos, Jesús
De la indigna dispensación del ministerio, líbranos, Jesús
Del amor al mundo y a sus vanidades, líbranos, Jesús
De la indigna celebración de tus Misterios, líbranos, Jesús
Por tu eterno sacerdocio, líbranos, Jesús
Por la santa unción con la que fuiste consagrado sacerdote por Dios Padre, líbranos, Jesús
Por tu espíritu sacerdotal, líbranos, Jesús
Por el ministerio con el que clarificaste a tu Padre, líbranos, Jesús
Jesús, por tu sacrificio cruento hecho una vez para siempre, líbranos, Jesús
Por tu sacrificio renovado cada día en los altares, líbranos, Jesús
Por aquella tuya potestad, que reviste invisiblemente a tus sacerdotes, líbranos, Jesús
Para que conserves en la santa religión al universo orbe sacerdotal, Te rogamos, escúchanos
Para que los pastores apacienten tu grey según tu corazón, Te rogamos, escúchanos
Para que los llenes de tu espíritu sacerdotal, Te rogamos, escúchanos
Para que los labios sacerdotales proclamen tu ciencia, Te rogamos, escúchanos
Para que envíes obreros que fielmente cultiven tu mies, Te rogamos, escúchanos
Para que te dignes multiplicar los dispensadores de tus misterios, Te rogamos, escúchanos
Para que perseveren siempre en tu voluntad, Te rogamos, escúchanos
Para que perseveren en su ministerio con docilidad, sean prontos a donarse y constantes en la oración, Te rogamos, escúchanos
Para que por ellos se promueva el culto al Santísimo Sacramento, Te rogamos, escúchanos
Para que quienes han sido fieles al ministerio reciban el premio eterno, Te rogamos, escúchanos
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros
Jesús, Sacerdote, Óyenos
Jesús, Sacerdote, Escúchanos
 
Oremos. 
Oh Dios, Santificador y Guía de tu Iglesia, suscita en Ella, mediante tu Espíritu, idóneos y fieles dispensadores de tus misterios, para que, bajo tu protección, con su ministerio y con el ejemplo, acompañen a todos los cristianos hacia el camino de la salvación. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Misa Tradicional en Módena

 

El Cardenal Raymond Leo Burke celebró el domingo de Pentecostés, 12 de junio de 2011, un Solemne Pontifical en la Forma Extraordinaria del Rito Romano en Módena, en la Parroquia del Espíritu Santo. Según informa la prensa italiana, la Misa contó con innumerables fieles, incluyendo las autoridades locales. La Forma Extraordinaria fue acogida con entusiasmo por los cientos de fieles que asistieron.

miércoles, 15 de junio de 2011

Interesante artículo sobre el canto en la Liturgia

 
Traemoes este artículo de Lex Orandi, escrito por el Liturgista Adolfo Ivorra, por lo plástico que es a la hora de plantear una realidad triste, pero lamentablemente real.
 
 
Después de leer una entrada de mi amigo Álvaro Menéndez, esto que escribí ayer me parece se inserta en la misma "crítica":

Me pregunto si en la categoría de engañosos subproductos podemos incluir la enorme cantidad de cantos mediocres y música pésima que escuchamos en nuestras parroquias con demasiada frecuencia. Y no sólo eso: muchos de esos cantos esconden una mentalidad mundana

He aquí mi contribución...:


Las «controversias» acerca de la puesta en práctica de la reforma litúrgica, las «puestas en escena» y las cuestiones estéticas surgidas en la última década en torno a la liturgia nos muestran el carácter endémico del clericalismo en la mentalidad católica. Parece como si la culpa de que no se sigan las rúbricas o de que presenciemos misas-show fuera exclusiva del presbítero de turno. Algunos, más observadores, llegarán a la conclusión de que se trata de un círculo vicioso: el «grupo de liturgia» que influye en el sacerdote y viceversa. Pero la realidad supera, con creces, a la ficción. Por desgracia, el liturgista medio es clérigo. El liturgista laico sufre y padece a sacerdotes insensibles a la liturgia, a su espiritualidad y normas. Pero a veces confluyen en un mismo lugar un liturgista laico y uno clérigo. El sentimiento es casi el mismo: es como si en un partido del deporte que sea, ambos fueran espectadores y estuvieran rodeados de fans de miembros del equipo contrario: como hagan mucho ruido, puede que no salgan «vivos» del estadio.
            Sea laico o no, el liturgista en nuestra Iglesia posmoderna es un «cruzado» enfrentándose a hordas de indiferentes que ponen a prueba su fuerza humana y espiritual. Él tiene una «fe» que viene a traer incluso por medio de la espada, pero por muy buen combatiente que sea, las hordas son precisamente eso, “hordas”. Pero no se trata siempre de una masa amorfa: los indiferentes a la liturgia tienen también sus cuerpos de élite. El Ceremonial de los Obispos dice del maestro de ceremonias que «Coordine oportunamente con los cantores, asistentes, ministros, celebrantes, aquellas cosas que deben hacer y decir» (n. 35). No es fortuito que los cantores aparezcan los primeros. Cantar un “aleluya” que habla del sí de María en medio de la solemnidad de Pentecostés, más que arrebatarnos a la Jerusalén celeste, nos puede llevar a preguntarnos de mala manera ¿dónde estamos? ¿Esto es Pentecostés o una misa mariana? ¿Por qué pasa esto?
            En primer lugar, un liturgista no es un maestro de ceremonias. En rigor, un liturgista es un teólogo especializado en liturgia. Pero el ejemplo del maestro de ceremonias nos viene bien porque expone el foco del problema. La música y el canto siempre han sido expresión de los afectos y aspiraciones, de lo que sentimos y queremos decir. En las películas, cuando la música no acompaña verdaderamente la acción, se produce un alejamiento entre el espectador y el argumento... y de paso los críticos de cine descargan sus furibundas “observaciones”. Cuando esto se da en la liturgia –alejamiento de los que participan en lo que se está realizando– y el liturgista emite sus “observaciones”, parece que fuera él el que no comprende la naturaleza del acto. Y es que en el fondo -y en la superficie- al coro no le interesa tu opinión.
            Hay muy buenos cantores en la Iglesia. A esos no me refiero, sino al «resto del pueblo de Israel», a los que no conocen otro instrumento que la setentera guitarra. Acéptalo: es un gueto. Ningún grupo de música actual –en su sano juicio– saldría a la palestra con una guitarra de cuerdas “normal”. No cantan pop, ni hip-pop, rap, reggaetón, rock, techno ni tocan o cantan música “electrónica”. Y no es así porque se han quedado con uno de los principios de la música religiosa, pero no con el contenido. Me refiero al hecho de que el propósito de toda música o canto cultual es alejar al creyente del mundo (actual) y llevarlo al Nirvana, Cielo, etc. ¿Por qué no evolucionan? Porque la única manera que se les ocurre va en la línea de su afectivismo. Por qué cantan un “aleluya” mariano en una misa de Pentecostés. Dicho de forma más expresiva: por qué no cantan nada que siquiera mencione al Espíritu Santo. Porque no han venido a alabar a Dios ni a hacer más expresivo el culto cristiano por medio del canto. No. Han venido a expresar sentimientos religiosos difusos. Eso en el mejor de los casos. En el peor han venido para que les vean cantar. La única evolución musical que experimentan es la consabida práctica que adaptar el canto de una canción profana y ponerle una letra “religiosa”. El resultado es lo contrario que pretende la música litúrgica y que bien expresaba Benito Jerónimo Feijoo en el s. XVIII: «El que oye en el órgano el mismo menuet que oyó en el sarao, ¿qué ha de hacer, sino acordarse de la dama con quién danzó la noche antecedente? De esta suerte, la Música, que había de arrebatar el espíritu del asistente desde el Templo terreno al Celestial, le traslada de la Iglesia al festín. Y si el que oye, o por temperamento, o por hábito, está mal dispuesto, no parará ahí la imaginación».
Ahora que está de moda lo de “Save the...”, propongo un “Save the choirs”. Y además, una campaña contra los “padrenuestros” cantados que son cualquier cosa menos esa oración. Y si queda tiempo, otra campaña más: la de hacer caso a Sacrosanctum Concilium 54: «Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la Misa que les corresponde». Aunque me valdría lo de cantar juntos partes del ordinario de la Misa, quitando lo de “en latín”, porque a veces ni los cantos del ordinario de la Misa se saben cantar en su versión más simple. Save the choirs, save the liturgy, save the world...

Adolfo Ivorra

martes, 14 de junio de 2011

Una Voce Málaga se despide

 

 Desde hoy, la fabulosa web Una Voce Málaga ha dejado de estar en la red. Por diversos problemas técnicos se despiden, con un éxito aplastante. Ha sido durante años la referencia mundial sobre la defensa de la Liturgia Tradicional, se va un baluarte imprescindible. Esperamos que vuelvan pronto a la red. Desde aquí nuestra gratitud por su trabajo excelente.

lunes, 13 de junio de 2011

San Antonio de Padua


De la Catequesis del Sumo Pontífice Benedicto XVI a los peregrinos congregados en el Aula Pablo VI para la Audiencia General del 10 de febrero de 2010.


Queridos hermanos y hermanas,

tras haber presentado, hace dos semanas, la figura de Francisco de Asís, esta mañana quisiera hablar de otro santo perteneciente a la primera generación de los Frailes Menores: Antonio de Padua o, como también se le llama, de Lisboa, refiriéndose a su ciudad natal. Se trata de uno de los santos más populares en toda la Iglesia católica, venerado no solo en Padua, donde se erigió una espléndida Basílica que recoge sus despojos mortales, sino en todo el mundo. Son queridas a los fieles las imágenes y las estatuas que le representan con el lirio, símbolo de su pureza, o con el Niño Jesús entre los brazos, en recuerdo de una aparición milagrosa mencionada por algunas fuentes literarias.
Antonio contribuyó de modo significativo al desarrollo de la espiritualidad franciscana, con sus marcadas dotes de inteligencia, de equilibrio, de celo apostólico y, principalmente, de fervor místico.

Nació en Lisboa de una familia noble, en torno al 1195, y fue bautizado con el nombre de Fernando. Entró entre los canónigos que seguían la regla monástica de san Agustín, primero en el monasterio de San Vicente en Lisboa, y sucesivamente, en el de la Santa Cruz en Coimbra, renombrado centro cultural de Portugal. Se dedicó con interés y solicitud al estudio de la Biblia y de los Padres de la Iglesia, adquiriendo aquella ciencia teológica que puso a fructificar en las actividades de la enseñanza y la predicación. En Coimbra tuvo lugar el episodio que marcó un cambio decisivo en su vida: aquí, en 1220 fueron expuestas las reliquias de los primeros cinco misioneros franciscanos que se habían dirigido a Marruecos, donde encontraron el martirio. Su caso hizo nacer en el joven Fernando el deseo de imitarles y de avanzar en el camino de la perfección cristiana: pidió entonces dejar los canónigos agustinos y convertirse en Fraile Menor. Su petición fue acogida y, tomando el nombre de Antonio, también él partió hacia Marruecos, pero la Providencia divina dispuso de otra manera. A consecuencia de una enfermedad, se vio obligado a volver a Italia y, en 1221, participó en el famoso "Capítulo de las esteras" en Asís, donde encontró también a san Francisco. 

Sucesivamente, vivió por algún tiempo escondido totalmente en un convento cerca de Forlí, en el norte de Italia, donde el Señor le llamó a otra misión. Invitado, por circunstancias totalmente casuales, a predicar con ocasión de una ordenación sacerdotal, mostró estar dotado de tal ciencia y elocuencia, que los Superiores lo destinaron a la predicación. Comenzó así en Italia y en Francia una actividad apostólica tan intensa y eficaz que indujo a no pocas personas que se habían separado de la Iglesia a volver sobre sus propios pasos. Estuvo también entre los primeros maestros de teología de los Frailes Menores, si no incluso el primero. Comenzó su enseñanza en Bolonia, con la bendición de Francisco, el cual, reconociendo las virtudes de Antonio, le envió una breve carta con estas palabras: “Me gustaría que enseñases teología a los frailes”. Antonio puso las bases de la teología franciscana que, cultivada por otras insignes figuras de pensadores, habría conocido su cenit con san Buenaventura de Bagnoregio y el beato Duns Scoto.

Convertido en superior provincial de los Frailes Menores de Italia septentrional, continuó con el ministerio de la predicación, alternándolo con las tareas de gobierno. Concluido el mandato de Provincial, se retiró cerca de Padua, donde ya había estado otras veces. Tras apenas un año, murió en las puertas de la Ciudad, el 13 de junio de 1231. Padua, que lo había acogido con afecto y veneración en vida, le tributó por siempre honor y devoción. El mismo Papa Gregorio IX, que tras haberle escuchado predicar le había definido "Arca del Testamento", lo canonizó en 1232, también a raíz de los milagros sucedidos por su intercesión.

En el último periodo de su vida, Antonio puso por escrito dos ciclos de “Sermones”, titulados respectivamente "Sermones dominicales" y "Sermones sobre los Santos", destinados a los predicadores y a los profesores de estudios teológicos de la Ordena franciscana. En ellos comenta los textos de la Sagrada Escritura presentados por la Liturgia, utilizando la interpretación patrístico-medieval de los cuatro sentidos, el literal o histórico, el alegórico o cristológico, el tropológico o moral, y el anagógico, que orienta hacia la vida eterna. Se trata de textos teológico-homiléticos, que recogen la predicación viva, en la que ¡Antonio propone un verdadero y propio itinerario de vida cristiana. Es tanta la riqueza de enseñanzas espirituales contenida en los “Sermones”, que el Venerable Papa Pío XII, en 1946, proclamó a Antonio Doctor de la Iglesia, atribuyéndole el título de “Doctor evangélico", porque de estos escritos surge la frescura y la belleza del Evangelio; aún hoy los podemos leer con gran provecho espiritual.

En ellos, él habla de la oración como de una relación de amor, que empuja al hombre a conversar dulcemente con el Señor, creando una alegría inefable, que suavemente envuelve el alma en oración. Antonio nos recuerda que la oración necesita una atmósfera de silencio, que no coincide con el alejamiento del ruido externo, sino que es experiencia interior, que mira a quitar las distracciones provocadas por las preocupaciones del alma. Según la enseñanza de este insigne Doctor franciscano, la oración se compone de cuatro actitudes indispensables, que, en el latín de Antonio, se definen: obsecratio, oratio, postulatio, gratiarum actio. Podríamos traducirlas así: abrir confiadamente el propio corazón a Dios, conversar afectuosamente con Él, presentarle las propias necesidades, alabarlo y darle gracias.

En esta enseñanza de san Antonio sobre la oración advertimos uno de los rasgos específicos de la teología franciscana, del que él fue el iniciador, es decir, el papel asignado al amor divino, que entra en la esfera de los afectos, de la voluntad, del corazón, y que es también la fuente de donde brota un conocimiento espiritual, que sobrepasa todo conocimiento.
Escribe Antonio: "La caridad es el alma de la fe, la hace viva; sin el amor, la fe muere” (Sermones Dominicales et Festivi II, Messaggero, Padova 1979, p. 37).

Sólo un alma que reza puede realizar progresos en la vida espiritual: este es el objeto privilegiado de la predicación de san Antonio. Él conoce bien los defectos de la naturaleza humana, la tendencia a caer en el pecado, por eso exhorta continuamente a combatir la inclinación a la codicia, al orgullo, a la impureza, y a practicar las virtudes de la pobreza y de la generosidad, de la humildad y de la obediencia, de la castidad y de la pureza. A principios del siglo XIII, en el contexto del renacimiento de las ciudades y del florecimiento del comercio, crecía el número de personas insensibles a las necesidades de los pobres. Por este motivo, Antonio invita muchas veces a los fieles a pensar en la verdadera riqueza, la del corazón, que haciéndoles buenos y misericordiosos, les hace acumular tesoros para el Cielo. "Oh ricos – les exhorta – haceos amigos ... los pobres, acogedles en vuestras casas: serán después ellos quienes os acojan en los eternos tabernáculos, donde está la belleza de la paz, la confianza de la seguridad, y la opulenta quietud de la saciedad eterna” (Ibid., p. 29).

¿No es quizás esta, queridos amigos, una enseñanza muy importante también hoy, cuando la crisis financiera y los graves desequilibrios económicos empobrecen a no pocas personas y crean condiciones de miseria? En mi Encíclica Caritas in veritate recuerdo: "La economía necesita de la ética para su correcto funcionamiento, no de una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona” (n. 45).

Antonio, en la escuela de Francisco, pone siempre a Cristo en el centro de la vida y del pensamiento, de la acción y de la predicación. Este es otro rasgo típico de la teología franciscana: el cristocentrismo. De buen grado esta contempla, e invita a contemplar, los misterios del humanidad del Señor, de modo particular, el de la Navidad, que le suscitan sentimientos de amor y de gratitud hacia la bondad divina.

También la visión del Crucificado le inspira pensamientos de reconocimiento hacia Dios y de estima por la dignidad de la persona humana, de forma que todos, creyentes y no creyentes, puedan encontrar un significado que enriquece la vida. Escribe Antonio: "Cristo, que es tu vida, está colgado ante ti, porque tú miras a la cruz como en un espejo. Allí podrás conocer cuán mortales fueron tus heridas, que ninguna medicina habría podido curar, si no la de la sangre del Hijo de Dios. Si miras bien, podrás darte cuenta de cuán grandes son tu dignidad humana y tu valor... En ningún otro lugar el hombre puede darse cuenta mejor de cuánto vale, que mirándose en el espejo de la cruz” (Sermones Dominicales et Festivi III, pp. 213-214).
Queridos amigos, que Antonio de Padua, tan venerado por los fieles, interceda por la Iglesia entera, y sobre todo por aquellos que se dedican a la predicación. Que estos, tomando inspiración de su ejemplo, procuren unir la doctrina sana y sólida, la piedad sincera y fervorosa, la incisividad de la comunicación. En este año sacerdotal, oremos para que los sacerdotes y los diáconos lleven a cabo con solicitud este ministerio de anuncio y actualización de la Palabra de Dios a los fieles, sobre todo a través de las homilías litúrgicas. Que éstas sean una presentación eficaz de la eterna belleza de Cristo, precisamente como recomendaba san Antonio: “Si predicas a Jesús, él ablanda los corazones duros; si le invocas, endulza las amargas tentaciones: si piensas en él, te ilumina el corazón; si le lees, te sacia la mente” (Sermones Dominicales et Festivi III, p. 59).