martes, 5 de julio de 2011

El traje eclesiástico no es algo opcional sino obligatorio

 
Un amable lector nos hace llegar este artículo publicado en el Blog El Sayón, dirigido por D.Emilio Martín Aguirre, Presidente de la Asociación de Hermandades y Cofradías de Ciudad Real, en el que como laico y católico expone con absoluta rectitud una triste realidad y más triste infidelidad del clero en nuestra tan querida Diócesis de Ciudad Real. Al leer las palabras de este artículo vienen a nuestra memoria aquellas palabras de Cristo en Mateo 23:

"Os he dicho esto para recordaros la razón de ser de escribas y fariseos, y cómo y por qué se han sentado en la cátedra de Moisés, y cómo y por qué hablan y no son vanas sus palabras. Haced, pues, lo que dicen, mas no los imitéis en sus acciones. 
Porque dicen que se debe actuar en un cierto modo, pero luego no hacen lo que dicen que debe ser hecho. Efectivamente, enseñan las leyes de humanidad del Pentateuco, pero luego cargan con pesos grandes, insoportables, inhumanos, a los demás, mientras que respecto a sí mismos no extienden un solo dedo, no sólo para llevar esos pesos, sino tampoco para tocarlos".

Seminaristas de Ciudad Real en el año 1935

Con insistencia se nos insiste en nuestra Diócesis que no utilicemos las Dalmáticas en nuestros cortejos procesionales. Norma que hemos acatado todas las hermandades y cofradías de nuestra ciudad. Pero hay otras normas que existen en nuestra iglesia universal que deben acatar los clérigos. Esta vez me voy ha referir al uso del traje eclesiástico y que las normas existentes en la iglesia obligan a su uso.

Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros” de la Sagrada Congregación para el Clero, 1994

Nº 66. Obligación del traje eclesiástico


En una sociedad secularizada y tendencialmente materialista, donde tienden a desaparecer incluso los signos externos de las realidades sagradas y sobrenaturales, se siente particularmente la necesidad de que el presbítero — hombre de Dios, dispensador de Sus misterios — sea reconocible a los ojos de la comunidad, también por el vestido que lleva, como signo inequívoco de su dedicación y de la identidad del que desempeña un ministerio público.(211): Cfr. JUAN PABLO II, Carta al Card. Vicario de Roma (8 septiembre 1982): « L'Osservatore Romano », 18-19 octubre 1982.) El presbítero debe ser reconocible sobre todo, por su comportamiento, pero también por un modo de vestir, que ponga de manifiesto de modo inmediatamente perceptible por todo fiel—más aún, por todo hombre (212): Cfr. PABLO VI, Alocuciones al clero ( 17 febrero 1969; 17 febrero 1972; 10 febrero 1978): AAS 61 (1969), 190; 64 (1972), 223; 70 (1978), 191; JUAN PABLO II, Carta a todos los sacerdotes en ocasión del Jueves Santo de 1979 novo incipiente (7 abril 1979), 7: AAS 71, 403-405; Alocuciones al clero (9 noviembre 1978; 19 abril 1979): Insegnamenti, I (1978), 116, II (1979), 929. — su identidad y su pertenencia a Dios y a la Iglesia.

Por esta razón, el clérigo debe llevar « un traje eclesiástico decoroso, según las normas establecidas por la Conferencia Episcopal y según las legitimas costumbres locales ».(213): C.I.C., can. 284. El traje, cuando es distinto del talar, debe ser diverso de la manera de vestir de los laicos y conforme a la dignidad y sacralidad de su ministerio. La forma y el color deben ser establecidos por la Conferencia Episcopal, siempre en armonía con las disposiciones de derecho universal. Por su incoherencia con el espíritu de tal disciplina, las praxis contrarias no se pueden considerar legitimas costumbres y deben ser removidas por la autoridad competente.(214): Cfr. PABLO VI , Motu Proprio Ecclesiae Sanctae, I 25 §2d: AAS 58 (1966), 770; S. CONCRECACIÓN PARA LOS OBISPOS, Carta circular a todos los representantes pontificios Per venire incontro (27 enero 1976); S. CONCRECACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Carta circular The document (6 enero 1980): « L'Osservatore Romano » supl., 12 de abril de 1980.

Exceptuando las situaciones del todo excepcionales, el no usar el traje eclesiástico por parte del clérigo puede manifestar un escaso sentido de la propia identidad de pastor, enteramente dedicado al servicio de la Iglesia.(215): Cfr. PABLO VI, Catequesis en la Audiencia general del 17 de septiembre de 1969; Alocución al clero (1 marzo 1973): Insegnamenti VII (1969), 1065; XI (1973),176.
Ya el papa Juan Pablo II tenia claro como debían vestir los sacerdotes imponiendo en su diócesis, Roma, capital de la cristiandad en el año 1982, que Ningún sacerdote o seminarista podrá salir a la calle o ejercer su ministerio sin la sotana o el clergyman, y éste tiene que ser vestido negro, o gris oscuro, o azul oscuro, con el cuello blanco de celuloide. Y los religiosos deberán usar el hábito de su congregación respectiva.

En España el actual Obispo de Córdoba cuando era Obispo de Tarazona publico en el año 2007 una carta dirigida a su clero diocesano pidiendo a los sacerdotes que vistan como tales Para el Prelado, "la época, no lejana, en la que se impuso la moda de vestir como los demás" ya "está pasada". "Pero, además, no es cuestión de moda. Qué alegría siente la gente cuando puede identificar de manera inequívoca y fácilmente al sacerdote". "Hoy muchos pretenden borrar toda huella de Dios de la sociedad en que vivimos. No les hagamos el juego ni contribuyamos nosotros a esta ausencia de Dios", advirtió monseñor Fernández y alentó a que "con un vestido sencillo y austero, digamos a todos que somos sacerdotes y que estamos contentos de serlo. Se derivarán muchos bienes para nuestra diócesis, si obedecemos a Dios en este punto".
A esta corriente se ha sumado recientemente el Arzobispo de Oviedo cuando el pasado 6 de junio pidió a los sacerdotes que estaba ordenando que «por fuera, vistáis de curas». Norma que se mantiene en los seminarios de Madrid y Toledo entre otros.

Si a todo esto sumamos que el Papa, en su encuentro con las religiosas en la JMJ, que se celebrará en El Escorial, no recibirá a aquellas monjas que se presenten sin hábito, y el mismo Benedicto XVI ya ha recomendado el traje eclesiástico.

Solo me queda manifestar, por todo lo aquí expuesto, que me siento respaldadísimo en mi opinión de que los sacerdotes, religiosos y religiosas de la Diócesis de Ciudad Real deben vestir como tales, ya que yo pienso igual que Juan Pablo II y Benedicto XVI y espero que los que se escandalizan del uso de las Dalmáticas en las Cofradías y Hermandades, acaten ellos también las normas de la iglesia universal y los deseos del Santo Padre, al igual que los cofrades ciudadrealeños hemos acatado las normas diocesanas y los deseos de nuestro Obispo.

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