lunes, 3 de octubre de 2011

Entrevista a Mons. Guido Pozzo, en la que habla del diálogo con la FSSPX

 

Entrevista con el Secretario de la Pontificia Comisión «Ecclesia Dei», Mons. Guido Pozzo, publicada por Gloria TV, 3 de octubre de 2011. Traducción al español de Secretum Meum Mihi.


Monseñor, Ud. participó en el diálogo con la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X. ¿Qué Impresión personal tuvo de estas reuniones? ¿En qué estamos? ¿Cree que llegaremos pronto a una reconciliación?

Mi impresión es sustacialmente positiva por cuanto respecta a la cordialidad con la que el diálogo, la conversación, se desenvolvió y debo decir que el diálogo ha sido siempre muy franco, sincero, y a veces vivaz, como era también comprensible, dada la problemática y la temática en discusión. Pienso que hemos llegado a un punto decisivo, aunque ciertamente no conclusivo en este camino, que ha servido para aclarar ampliamente y en modo profundo las respectivas posiciones de la Fraternidad de San Pío X y de los expertos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ahora se trata precisamente de pasar a un plano más valorativo, a un nivel evaluador de los puntos de controversia, para verificar la posibilidad concreta de superar las dificultades doctrinales y los problemas doctrinales que se han afrontado.

¿Existe un modus procedendi en caso que el Preámbulo doctrinal no se firme?

En este momento el texto del Preámbulo doctrinal ha sido entregado a Monseñor Fellay, a los superiores de la Fraternidad, para que puedan examinarlo y darle una respuesta, que nosotros esperamos será sustancialmente favorable, positivo y afirmativo. Siempre existe la posibilidad de pedir algunas precisiones, algunas aclaraciones que de parte proveeremos ciertamente dentro de un tiempo razonable. Plantear el problema de qué sucederá a la hora de que la dificultad sea considerada grave, insuperable, creo que está fuera de lugar. En este momento no existe este problema.
La Fraternidad no ha nacido de la nada, sino en respuesta a una gravísima crisis eclesiástica, sobre todo en países como Alemania, Francia o Suiza. Esta crisis persiste. ¿Cree que después de un acuerdo hecho en Roma, la Fraternidad podrá coexistir en estos países bajo el techo de la Iglesia institucional?
Yo respondería simplemente que quien es verdaderamente y plenamente católico, puede vivir plena y adecuadamente en la Iglesia Católica, donde quiera que la Iglesia Católica exista y se desarrolle. No es sólo una afirmación de principio, se trata de una afirmación existencial que corresponde a la realidad de la Iglesia Católica. Esto naturalmente no significa que haya dificultades, también por causa de la crítica situación en la que se encuentran muchos católicos, el mundo católico, en estos y en otros países, pero no creo que en la historia no haya habido casos análogos y por lo tanto la respuesta es muy simple: quien es verdadera y plenamente católico, no sólo tiene derecho, sino vive bien y se encuentra bien en la Iglesia Católica.


¿Cuáles son las razones de la hostilidad en muchos ambientes eclesiásticos contra la liturgia que la Iglesia y muchos santos han celebrado durante tanto tiempo y que era el instrumento de un desarrollo espectacular de la Iglesia?

Es una pregunta compleja porque creo que hay muchos factores que intervienen para comprender este prejuicio ahora difundido contra la liturgia de la forma extraordinaria del Rito Antiguo. Hay que tener presente que durante muchos años no se ha ofrecido una formación litúrgica verdaderamente adecuada y completa en la Iglesia Católica. Se ha querido introducir el principio de una ruptura, de un alejamiento, un cambio radical entre la reforma litúrgica propuesta, instaurada, promulgada por el Papa Pablo VI y la liturgia tradicional. En realidad las cosas son diferentes, porque está claro que existe una continuidad sustancial en la liturgia, en la historia de la Liturgia; hay crecimiento, progreso, renovación, pero no ruptura, no discontinuidad, y así estos prejuicios afectan decisivamente la mentalidad de varias personas, de los eclesiásticosy también de los fieles. Tenemos que superar este prejuicio, debemos ofrecer una formación litúrgica completa, auténtica, y ver cómo, precisamente, una cosa son los libros litúrgicos de la reforma querida por Paulo VI, otra cosa son las formas de actuar que en muchas partes del mundo católico se han verificado en la práctica, y que son autenticos abusos de la misma reforma litúrgica de Pablo VI y también contienen errores doctrinales que deben ser corregidos y rechazados. Esto es lo qué el Santo Padre Benedicto XVI, en un discurso en el Ateneo Anselmiano, recientemente, a finales de primavera de este año, ha querido reiterar una vez más. Una cosa son los libros de la reforma litúrgica, otra son las formas concretas de actuación que, por desgracia, se han extendido en muchas partes y que no son coherentes con los principios que se establecieron y explicitaron en la Constitución del Concilio Vaticano II “Sacrosantum Concilium”, sobre la divina liturgia.

El preámbulo confidencial fue dado a Mons. Fellay el 14 de septiembre. Un día después, Andrea Tornielli ya había informado. ¿Como es qué las informaciones confidenciales del Vaticano pasan tan rápidamente a la prensa?

La habilidad de los periodistas es muy notable, es la habilidad de interceptar la noticia que es verdaderamente admirable en algunos aspectos, pero yo diría que en este caso los periodistas, no sólo al periodista Tornielli sino también otros, el día después reportaron sustancialmente el comunicado de prensa que ya informaba de algunos elementos esenciales del Preámbulo Doctrinal y entonces diría que el contenido profundo del Preámbulo, en sus particulares, no se conoce, al menos por el momento no ha se hecho público, y los periodistas no han hablado, no han descrito en los particulares el desarrollo y la elaboración del Preámbulo Doctrinal, por lo que la reserva sustancialmente en este caso creo que ha sido mantenida. Espero que se mantega.
¿Usted, antes de formar parte de Ecclesia Dei, ha tenido experiencias personales con la misa en latín? ¿Cómo ha vivido los cambios litúrgicos en los años sesenta?

Las preguntas son dos, y a la primera respondo que antes del motu proprio Summorum Pontificum en 2007, no he tenido ningún contacto con la celebración de la Misa en el rito antiguo, y he comenzado a celebrar la Misa en la forma extraordinaria del rito con el motu proprio Summorum Pontificum, que ha dado facultad para que esta misa pueda ser celebrada en esta forma.

¿Como he vivido en los años sesenta, los setenta los cambios? Debo decir que, ya que, según mi forma de ser formado y preparado por mis profesores en el Seminario, y sobre todo también en la Pontificia Universidad Gregoriana con mi maestría en teología, siempre he tratado de entender lo que el Magisterio proponía a través de la lectura de sus textos, no por lo que los teólogos o una cierta publicidad católica atribuía al mismo Magisterio. Así que nunca he tenido problemas en aceptar la Misa en la reforma litúrgica de Paulo VI, pero pronto me di cuenta de que debido a este gran desorden que se ha introducido en la Iglesia después de 1968, muy a menudo la misa de Paulo VI se deformó y se ha celebrado de una manera absolutamente contraria a las intenciones profundas del legislador, es decir, del Sumo Pontífice, por lo que este desorden, este colapso de la liturgia del que ha hablado el entonces Cardenal Ratzinger en algunos de sus libros y en algunas publicaciones de liturgia, también lo experimentado muy directamente, y siempre he querido separar las dos cosas: una cosa son los ritos, los textos del misal, otra cosa es la forma en que se celebra, o ha sido celebrabada la liturgia en muchos casos y en muchos lugares, especialmente sobre la base de este principio de la creatividad, una creatividad salvaje que no tiene nada que ver con el Espíritu Santo, y yo diría exactamente lo contrario de lo que el Espíritu Santo quiere.
¿Por qué vale la pena promover la misa en latín?

Es porque en la misa del rito son explicitados, evidenciados, ciertos valores, ciertos aspectos fundamentales de la liturgia, que merecen ser mantenidos y no hablo sólo de la lengua latina o del canto gregoriano, hablao del sentido del misterio, de lo sagrado, el sentido del sacrificio, de la Misa como sacrificio, la presencia real y substancial de Cristo en la Eucaristía, y del hecho de que hay grandes momentos de recogimiento interior, como participación interior en la divina liturgia. Estos son todos elementos fundamentales que en la misa del rito antiguo son particularmente evidenciados. No estoy diciendo que en la misa de la reforma de Paulo VI estos elementos no existen, sino hablo de una evidenciación mayor y esto puede enriquecer, incluso a aquellos que celebran o participan en la Misa en la forma ordinaria. Nada prohibe pensar que en el futuro se pueda también lograr una reunificación de las dos formas con elementos que se complementan entre sí, pero esto no es un objetivo a lograr corto tiempo, sobre todo no con una decisión tomada en un escritorio, sino que requiere una maduración de todo el pueblo cristiano llamado a comprender el valor de las dos formas litúrgicas del mismo rito romano.

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