jueves, 24 de mayo de 2012

Hans Küng defiende teoría sedevacantista


Leemos en el blog Secretum meum mihi, este artículo que nos indigna, por los ataques tan furibundos contra el Romano Pontífice. El hereje de Hans Küng, pretende declarar cismático al Papa por su empeño de querer dar por zanjada la ruptura de la FSSPX con la Iglesia. Nos resulta lamentable, pero es un sentir de algunos modernistas dentro de la Iglesia, cuando ellos tienen una ideología contraria a la Fe de la Iglesia, y que no está reflejada en ningún documentos conciliar, que curiosamente promueve lo contrario, en una interpretación subjetiva y tendenciosa. Os traemos el artículo completo tomado de Secretum meum mihi por su interés y porque comulgamos con él. Ya está bien de que los herejes den lecciones a los que son fieles:

Ya varias veces hemos hecho notar cómo la falta de escrupulos no tiene límites en el tema de la reconciliación y la unidad, y cómo los ecumaniacos hacen causa común con los sedevacantistas para impedir que Benedicto XVI regularice de una vez por todas la situación canónica de la FSSPX/SSPX, a veces usando informaciones proporcionadas por los sedevacantistas —pero sin nombrarlos— a veces, como en el caso que vamos a citar, abrazando posiciones sedevacantistas. Bien, el epítome de esa situación que acabamos de describir ha llegado.

Blogs como Catholic Church Conservation y Rorate Cæli han traducido del alemán al inglés una información de Südwest Presse Online, la cual habla de que el hereje Hans Küng (imágen), a quien muchos episcopados invitan, elogian, les dedican primeras páginas en periódicos diocesanos (ver aquí), y lo único que les falta es ofrecerle incienso al mejor estilo de las deidades paganas, ahora ha defendido la teoría sedevacantista de que el Papa debe ser depuesto, o desconocido como legítimo sucesor de Pedro. ¿Motivo?, sus gestos hacia la FSSPX/SSPX, por ello y según Küng, Benedicto XVI sería cismático, por ende imposible que sea un Papa legítimo.

Esta es una traducción al español del artículo de Südwest Presse Online proporcionada por el blog Hacia la Verdadera Cristiandad, May-23-2012. Aunque notamos que en realidad la traducción no está hecha del original en alemán sino de la versión en inglés que trae Rorate Cæli, pero aún así es aceptable.


Tanto en el diario oficial como en las actividades alternativas en el Mannheim Katholikentag, el sentimiento predominante ha sido el de resentimiento y frustración por las reformas que no llegan en la Iglesia. En fuerte contraste con ello, lo que el Papa Benedicto XVI prepara, al parecer para Pentecostés, es la reconciliación definitiva de la Iglesia Católica con la tradicionalista Fraternidad San Pío X, sus obispos y sacerdotes. Esto debería ocurrir aún cuando la FSSPX siga rechazando los principales documentos conciliares, teniendo que ser incorporados a la Iglesia con el uso de hábiles tácticas canónicas. Pero antes de que el Papa lo haga, debería ser debidamente advertido por los obispos sobre su importancia, por los siguientes motivos:

1. El Papa incluiría en la Iglesia obispos y sacerdotes que están inválidamente ordenados. De acuerdo con la Constitución Apostólica del Papa Pablo VI "Pontificalis Romani recognitio", del 18 de julio de 1968, la ordenación de obispos y sacerdotes por el Arzobispo Lefebvre no sólo es ilegal sino también inválida. Esta opinión es compartida entre otros por un miembro relevante de la "Comisión Doctrinal", Karl Josef Becker, SJ, hoy cardenal.

2. Con esta decisión escandalosa, el Papa Benedicto, ya en un aislamiento general lamentable, se apartaría más del pueblo de Dios. La doctrina clásica sobre el cisma debería ser una advertencia para él. De acuerdo con ello, un cisma de la Iglesia ocurre cuando hay una separación del Papa, pero también cuando éste se separa del cuerpo de la Iglesia. "Incluso el Papa podría convertirse en un cismático, si no guarda la unidad y la comunión propia de todo el cuerpo de la Iglesia". (Francisco Suárez, teólogo importante en español de los siglos 16th/17th).

3. Un Papa cismático pierde su posición de acuerdo con lo que enseña la misma constitución de la Iglesia. Al menos, no puede esperar obediencia. El Papa Benedicto XVI afronta hoy movimientos populares ya muy extendida de "desobediencia" contra una jerarquía que es desobediente al Evangelio. Él es el único responsable de la ruptura grave y el conflicto creado en el interior de la Iglesia. En lugar de conciliar con la ultraconservadora Fraternidad San Pío X, anti-democrática y anti-semita, el Papa debería preocuparse por la mayoría de los reformistas católicos y reconciliarse con las iglesias de la Reforma y todo el movimiento ecuménico. Así, uniría y no dividiría.

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